ESCAPARATE POLÍTICO*
POR FELIPE SÁNCHEZ CRUZ
MARTES 17 ENERO 2023
EN EL AÑO 2000, Bogotá, la capital de Colombia, tuvo como alcalde a Enrique Peñaloza, uno de esos escasos políticos responsables, visionarios, que más que un político, parecía el talentoso director de una gran empresa “contratado” para resolver severos problemas de ésta y cuya misión era dar soluciones.
EL GRAN problema allí, en ese momento, era la movilidad. La capital había superado los 6 millones de habitantes y no tenía un sistema de transporte eficaz menos de calidad.
POR LA CANTIDAD de usuarios y la dimensión de la ciudad, en Bogotá era ya necesario un sistema de transporte metro o subterráneo, pero, había un pequeño problema; no contaban con los recursos necesarios para la construcción, equipamiento y operación de un metro, uno de los sistemas de transportes más caros que existen (en la Ciudad de México, este transporte es “barato” porque el Metro está subsidiado. Hoy en la capital mexicana vemos qué pasa, los desastres que ocurren cuando no se da mantenimiento a este sistema tan costoso). Así, Peñaloza pensaba y proyectaba cómo solucionar el problema de la movilidad.
El político colombiano llevaba tiempo dando forma a un proyecto muy interesante; el Transmilenio, que no era otra cosa más que un “metro” pero no subterráneo sino a nivel de calle, no con trenes, sino con autobuses, no con vías, sino con carriles exclusivos en las avenidas principales, donde nadie invadiera el paso de estos para que el tráfico vehicular no detuviera jamás al Transmilenio y con esto, la rapidez fuera lo más cercana a la que un usuario tendría en un metro.
ESTA solución nació DE LAS NECESIDADES de la capital colombiana y tuvo un éxito tal, que varias Ciudades de América del Sur comenzaron a copiar el modelo. En 2005, el gobierno de la ciudad de México, encabezado en aquél entonces, por el MITÓMANO de Macuspana, también copió el modelo y lo llamó Metrobús.
PERO, el mimetismo, ese vicio en la clase política de imitar irreflexivamente las prácticas de otras naciones, de otras culturas, sin tomar en cuenta nuestro entorno, es lo que terminó en el fracaso que tuvo en Oaxaca, este modelo de transporte, que se le llamaría Citybus.
CLÁSICO de los políticos ignaros, sin sentido común, que viajan y quieren traer de otros países –culturalmente distintos¬– modelos, prácticas y políticas, que en nuestras sociedades nada más no encajan, el caso que nos ocupa, es muestra de este fracaso.
ESTE PROYECTO de movilidad fue lanzando por el primer gobierno de la “alternancia” que tuvo Oaxaca; el de GABINO CUÉ. Lo continúo ALEJANDRO MURAT.
LA INVERSIÓN, superó mil millones de pesos, no obstante, este modelo de movilidad, surgido del capricho, a decir de SALOMÓN JARA, se irá a la basura por su inviabilidad.
SERÁ interesante ver en qué termina semejante dilapidación del dinero público. El actual gobierno, tiene en esto un enorme ejemplo de cómo la irreflexión, puede llevar al derroche del dinero público (Es lo mismo que pasa a escala federal con la refinería de Dos Bocas, el Tren Maya, el aeropuerto Felipe Ángeles) Esperemos que este sexenio, el gobierno estatal sea prudente y más pensante para que sus acciones y obras públicas nazcan tomando en cuenta nuestro entorno cultural, político y social.
SIN RUBOR
EL QUE NO TUVO el menor rubor en sus declaraciones fue el titular de SINFRA, Netzahualcóyotl Salvatierra quien aseguró que habrá una lista negra de empresas y “profesionistas” que engañaron a autoridades y no hicieron trabajos (obras) de manera responsable. Pregunta ¿Él chapucero Salvatierra se incluirá así mismo en la lista negra? Ha de pensar que los oaxaqueños ya nos olvidamos de su monumento a la negligencia, ese que erigió allá por los rumbos de 5 señores.
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