Por Teodoro Rentería Arróyave
“Nada se parece tanto a la injusticia como la justicia tardía”, esta máxima o axioma la legó a la humanidad el filósofo, político y pensador romano, Lucio Anneo Séneca , llamado Séneca el Joven.
Recurrimos a esta cita más que jurídica, humanística, para ilustrar la liberación tras 21 años de prisión de un inocente. La triste historia para la víctima y vergüenza para la judicatura mexicana fue publicada por Irradia Noticias Morelos y por otros muchos medios.
Después de 21 años de estar confinado en el penal de alta seguridad de Almoloya de Juárez, Estado de México, por un crimen que no cometió, fue liberado el profesor de música, Manuel Germán Ramírez Valdovinos, acusado falsamente del homicidio de una persona que se encuentra con vida.
Aquí vale la pena insistir en la postura que comparten millones de seres humanos y desde luego el autor, de abrogar en todos los países que restan por hacerlo, la pena de muerte. México se encuentra entre los países con este avance de gran calado moral.
No obstante que para una sentencia de homicidio debe darse fe del cuerpo del delito, un juez, así con minúsculas, tuvo la osadía de dictarle sentencia de culpable al humilde maestro; ante ello, seguramente si en México se aplicara la pena capital, el profesor Ramírez Valdovinos jamás hubiera podido escuchar los aplausos y vítores de sus familiares, amigos y activistas: “Si se pudo” a la salida del reclusorio, después del “infierno” que vivió.
El diario La Jornada, así describe la escena: “Vestido de guayabera blanca y pantalón beige; el profesor cruzó la puerta y reja verde del penal e inmediatamente fue abrazado por su esposa Itzel Del Carmen Perea; además de la senadora, Nestora Salgado. Así Manuel Ramírez pudo obtener su libertad después de que en el año 2000 fue detenido en el municipio mexiquense de Acolman.
Ramírez Valdovinos ha pasado la mitad de su vida en prisión, ahora tiene 42 años de edad, por un juicio plagado de irregularidades y violaciones al debido proceso y fue sentenciado a 41 años de prisión.
La noche del 26 de mayo del año 2000, Manuel Germán Ramírez Valdovinos tenía 21 años de edad y era maestro de música en una preparatoria de Texcoco, cuando fue detenido en su casa del municipio de Acolman por unos policías judiciales que irrumpieron en la fiesta de un año de su único hijo y a jalones y golpes se lo llevaron.
Durante tres horas los elementos policiacos lo torturaron para que confesara un homicidio que no cometió. En una bodega lo colgaron de unas cadenas, lo golpearon y le dieron descargas eléctricas, luego lo metieron a una tinaja de agua helada para que no se notaran las agresiones.
Antes de la media noche fue presentado ante el ministerio público con una confesión hecha a mano por los propios judiciales y firmada por Manuel, tras la tortura.
Años después, vecinos de Acolman señalaron que el hombre de 19 años, supuestamente asesinado, seguía vivo. Esporádicamente esta persona visitaba la casa de sus padres en la comunidad de Tepexpan, en Acolman. Personas allegadas a la familia de la víctima comentaron a parientes del maestro que el joven que se hizo pasar como víctima vive en Estados Unidos y que todo el asunto fue fraguado por el papá de este sujeto, pues había cometido varias fechorías y lo mejor es que lo dieran por muerto. El padre habría pagado a los judiciales más de 150 mil pesos por atrapar a un presunto culpable del supuesto homicidio de su hijo.
En 2006, Manuel Germán logró a través de recursos jurídicos que el cadáver que se había tomado como prueba del crimen fuera exhumado. Se comprobó que no era de las características del joven que presuntamente mató, ni por tamaño, ni complexión, ni había correspondencia con la forma del cráneo.
A pesar de los resultados de los peritajes, los magistrados del Poder Judicial se negaron a otorgarle la libertad al profesor pues el hecho de que ese cadáver no es el de la víctima, no quiere decir que no haya cometido el delito y le advirtieron que hasta que no haya una prueba indubitable de que la persona presuntamente asesinada vive, no podrá salir de prisión.
El caso de Manuel Germán fue retomado por organizaciones de derechos humanos nacionales y extranjeras. En abril pasado el diputado federal de Morena, César Carrizales “El Mijis” y el activista Bryan Carlos LeBarón, entregaron todo un expediente detallado del caso de Ramírez Valdovinos y presentaron una solicitud formal de amnistía ante la Comisión Especial de Seguimiento a la Ley de Amnistía de la Legislatura estatal”.
El colega colombiano Gaty Antonio Rodríguez del diario colombiano “Deber” ha afirmado que “La retardación de justicia es un mal enquistado en la simiente misma de los sistemas judiciales latinoamericanos, caracterizados por una raigambre colonial que fetichiza y se deleita en los trámites judiciales y solemnidades inútiles, olvidando que su verdadera razón de ser es resolver controversias de seres humanos de manera ágil, amigable y oportuna. Razón por la que solo el 24 por ciento de la población en Latinoamérica confía en la administración de la justicia”.
En una sentida carta dirigida al Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, el maestro recién liberado, Manuel Germán Ramírez Valdovinos aboga por las miles de personas injustamente confinados en cárceles del país, tema de la entrega de mañana; por lo pronto es de insistir: qué terrible y lamentable es esta realidad lacerante. LA JUSTICIA TARDÍA NO ES JUSTICIA.