El libro “La Familia Real” que apunta pasajes de los infortunios de la Universidad Autónoma Benito Juárez, nos recuerda lo beligerante que han sido siempre las disputas por la Rectoría:
“En 1978 siendo gobernador el general Eliseo Jiménez Ruiz se crea esta ley orgánica y deja de ser paritario, por lo que el rector sería elegido por un consejo académico quien entre los estudiantes era llamado el consejo de notables, notables de la grilla y no académicos precisamente y se acabó la etapa en que el rector que era elegido por algo parecido al congreso universitario. En este contexto se elige a Alfonso Zorrilla Cuevas, que curiosamente nunca había sido maestro de la universidad, sino que es traído del Instituto Politécnico Nacional.
“Después eligen como rector a César mayoral Figueroa, un médico cirujano afamado por ser el primero que realizó un trasplante de mano en América Latina. Intentó reconfigurar los sindicatos, empezó a liquidar a trabajadores sin perfil académico, quiso sanear, pero lo corrieron. Esto ocurre junto con una serie de componendas curiosas: el porrismo heredado de Niño de Rivera es institucionalizado por Zorrilla Cuevas y cobraron mayor fuerza con Nahúm Carreño Vázquez para elegir rector y así empezó la debacle…” (Continuamos)