FARSANTES

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NO TEMAS Oaxaca

Todo está negociado

El buche de la 22 será,

Como siempre, colmado.

ES LA rima que me envía uno de mis creativos y espontáneos corresponsales desde las filas del Magisterio Oaxaqueño.

Me explica, a raíz de mi comentario de ayer, que mi apreciación sobre la podredumbre en la dirigencia de la sección 22, es acertada.

ME REVELA que le han permitido estar en las oscuras negociaciones de los “revolucionarios” de la 22 con el gobierno y se sorprende de la docilidad que ante el poder muestran esos que se dicen “radicales” ante las bases.

MAESTRO auténtico, preocupado siempre en estar informado y lector asiduo -como debe ser todo aquel que se jacta de ser maestro- me revela que los dueños -“como usted les llama acertadamente”- de la 22 “no tienen llevadero”.

PERO no se preocupen -me dice- los “revolucionarios” líderes ya pactaron: Solo 25 días de movilización, los millones y hasta el próximo mayo.

HAN aprendido. Son muy astutos ante las debilidades de su cómplice, el gobierno, dice, y luego explica:

EN LA ADMINISTRACIÓN de MURAT no hubo mayor problema. En los últimos tres años de su gobierno, solo dio a los lidercillos 10, 12 millones de pesos en cada negociación. Llegó hasta 15 millones de pesos en el último año. Así los mantuvo a raya. Siempre con tacto e inteligencia; sabedor de su rapacidad confiaba a sus allegados: “A los dirigentes de la 22, hay que maicearlos, si no son capaces de tumbarme…”.

PERO LLEGÓ Ulises Ruiz y resbaló en un colosal error. Al estrenar su gobierno y en la primera negociación de Mayo les entregó ¡115 millones!

LOS CONVIRTIÓ en una recua de insaciables y a partir de allí le tomaron la medida. En el 2006 solo les ofreció 80 millones al saber el colosal hoyo financiero que estaba abriendo al presupuesto estatal. La respuesta que le dieron en el 2006 ya la conocemos.

LAS RAZONES DE LA 22

Hace un tiempo caminaba por la bellísima calle de Morelos, me acercaba a la Plaza de la Danza y recordaba que en ese mismo lugar –pero años atrás– la quietud de otra caminata sólo había sido interrumpida por una acalorada discusión sostenida entre una ancianita (pero que aún mostraba gran cúmulo de energía) y un burócrata municipal.

La mujer había colocado unas tablas cubiertas con plástico que con dulces, cacahuates para vender a los niños que salen de la primaria contigua a esa plaza y de esta manera obtener su magro ingreso.

El inspector le exigía que se levantara inmediatamente de la vía pública, en caso contrario, le decomisaría su mercancía por “hacer negocios” sin un permiso municipal.

A la anciana en un primer momento la observé apenada y temerosa, pero la forma tan irreverente con que fue amenazada hizo que la anciana también reaccionara de manera violenta. En su accidentado castellano, al menos, hasta la madre le mentó al burócrata.

Se acercaban unos policías a la escena, al tiempo que proseguía mi marcha reparaba en que esas actitudes de funcionarios de todos los niveles (desde los guardias, secretarias, policías, inspectores hasta los mismos secretarios, legisladores, jueces, etc.) era precisamente lo que había alimentado el movimiento de 2006.

Recordaba eso porque en mi caminata del día había pasado por el zócalo (permanentemente ocupado por los poltrones de la Sección 22 y las organizaciones clientes de la 22) – la APPO es pura faramalla- venden literatura roja, ropa, chácharas de todo tipo. Convirtieron nuestro zócalo nuevamente en un territorio de nadie. La Sección 22 le da la patente para que nadie los moleste. “Chinto tapa al gobierno y éste tapa a la 22”

Allí ni inspectores, ni elementos de la AFI, ni nadie puede violentar las ventas de los cobijados por la 22 ¿Se imagina a miembros de la AFI efectuando un decomiso y desalojo porque allí se mueve a raudales la piratería? Ja, Ja, Ja, Imposible, eso sólo se lo hacen a los no organizados, a los que no se dicen “revolucionarios”.

El rencor que la ancianita de aquél día pueda guardar hacia el estado ¿acaso no podría ser estimulado y exacerbado cuando escuchaba en la radio esas incendiarias peroratas appistas en aquél aciago 2006? POR SUPUESTO QUE SÍ.

Me pregunto ¿cuántos de esos vendedores apoderados hoy del zócalo sufrieron una vejación similar si vendían sin la protección de una organización? Si los servidores públicos en el IMSS, el ISSSTE, en los Ministerios Públicos, o en cualquier instancia “burocratíl” es común traten con la punta del pie al ciudadano y en lugar de atención recibe un largo espere… Ya para que concluyan una llamada telefónica, ya para que consuman sus golosinas, ya para revisar papeles y papeles con el único objeto de hacer mostrar su “poder” para hacer esperar al contribuyente. ¿Acaso piensan los representantes del Estado que eso no harta?

La APPO fue la oportunidad para “muchas ancianitas” para muchos agredidos, para muchos desempleados –y para cientos de miles empleados que por más que trabajen jamás obtendrán un salario que pueda satisfacer las mínimas necesidades por los raquíticos sueldos– de decir al Estado que las cosas van mal, que el ciudadano ve a diario corrupción, prepotencia, impunidad, que en todo momento teme no sólo al ladronzuelo que busca comida, sino a los inspectorcillos ladrones que buscan una mordidota.. Esos fueron los seducidos por la APPO ; los que incendiaban a placer los autobuses; los que montaban barricadas; los que golpeaban policías; los que sostuvieron enfrentamientos con la PFP ; los que hoy encuentran protección para ganarse el sustento vendiendo piratería en pleno zócalo, a salvo de las garras del Estado, protegidos por la APPO. Saben que sólo son utilizados por otro grupo de poder, que son el arma que permite a los no institucionales seguir recibiendo prebendas, poder y dinero. Pero eso es mejor a estar soportando a un vulgar inspectorcillo y la única forma de exteriorizar al Estado su rechazo y demostrarle que también pueden reducirlo, burlarse de él y al menos echar a correr un rato hasta a su propio gobernador.

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Autor de Escaparate Político desde 1977 consolidada como una de las columnas de mayor permanencia. Dos veces Premio Estatal de Periodismo; Premio México de Periodismo de la Federación de Asociaciones de Periodistas de México. Socio fundador de la Asociación de Periodistas de Oaxaca. Corresponsal (Oaxaca) de la gran cooperativa de Excélsior hasta su privatización.

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