Por Felipe Sánchez
-Escaparate Político
Adiós a los diputados de los diferentes partidos políticos que integraron a la 64 y peor legislatura del estado. Continuarán, al menos, una docena de ellos que lograron engañar al electorado para ser reelectos. Mañana pasarán a la historia como los más lapidarios, voraces e improductivos. Es la valoración que les dan organismos independientes e instituciones del propio gobierno.
Para no dejar dudas de su proclividad a la corrupción, les doy un dato: la mayoría de diputados -los que NO están en el círculo privilegiado- se sienten robados en la misma Cámara por sus mismos compañeros. Dicen que los capos que manejaron el presupuesto del Congreso, les birlaron hasta el finiquito que, por norma, corresponde a los trabajadores de confianza de cada legislador. Son insaciables, me dice uno de varios diputados que entrevisté para corroborar la causa de la imagen de “codiciosos e inútiles” que la sociedad percibe de estos políticos que mañana se van con cajas destempladas, Dejan para la historia la más deteriorada figura del diputado ya de por sí burlesca. La sabiduría popular lo define bien: el fuero dura tres años, la vergüenza toda la vida.
Uno de mis entrevistados dice que es norma que cada que concluye una legislatura, del presupuesto autorizado liquidan con tres meses de salario adelantado a los colaboradores de confianza de cada diputado. “Es un apego a la legalidad con alto sentido humano. Un trabajador no puede ser echado tan egoístamente de su trabajo”. En esta ocasión la voracidad de los dominadores de la Cámara llegó a tal grado que “hasta ese dinero nos despojaron”, lamenta mi interlocutor.
SAQUEADORES
“Diputados rompen lanzas y vacían arcas del Congreso”. Así tituló EL IMPARCIAL, El Mejor Diario de Oaxaca, la sesión de la comparecencia del Secretario de Finanzas del gobierno del estado Vicente Mendoza.
Las crónicas relatan que entre el relajo de la sesión cameral aquello se convirtió en un San Quintín. Como nunca, los diputados fueron evidenciados en su voracidad por el dinero del presupuesto. El mismo funcionario fustigó a los legisladores de doble cara que “aquí piden en lo individual una cosa y otra en la sesión”. Se vio obligado a exhibir el doble lenguaje de los diputados. Les dijo que “pese a sus reclamos y presuntas gestiones ya no hay recursos porque ni siquiera han hecho un esfuerzo en lo privado o como diputados por ir a gestionar recursos ante la federación”. Los dejó sin argumentos para seguir exigiendo dinero.
La realidad es que, ante el responsable del manejo de las finanzas del gobierno del estado, la sesión cameral se tornó muy ríspida. Los mismos diputados exhibieron el saqueo de sus mismos compañeros “esos que se creen dueños del Congreso al formar parte de la Junta de Coordinación Política” (JUCOPO).
La depredación del presupuesto es real, tanto que hasta el pago de salarios de algunos diputados y trabajadores de confianza se han retrasado en los dos últimos meses.
La diputada Lilia Mendoza reclamó abiertamente el agandalle de sus compañeros “por su voracidad para negociar solamente para ellos y obstruir el trabajo legislativo de los otros”. Directa, doña Lilia descobijo a los que fungieron con auténticos capos en la Cámara que fenece ¿y quienes son?
EL SALTO DEL CHAPULÍN
Todos los diputados y funcionarios del Congreso con que hablé coincidieron en la gran corrupción que marca la 64 legislatura.
Otro de mis entrevistados no dudó en dar nombres. En su mente brotaron los excesos corruptos de los sucesivos presidentes de la JUCOPO: Laura Estrada Mauro, Horacio Sosa Villavicencio y Defina Elizabeth Guzmán Díaz. Como resultado de tales arrebatos esta última fue reemplazada por Fredy Delfín Avendaño . Los tres primeros llegaron a la máxima representación del poder legislativo de Oaxaca, gracias a la “lealtad a ciegas” para Salomón Jara Cruz. Con tal sumisión y por la manera tan grotesca en que se dejaban manipular, sobre todo para ejecutar el desvío de recursos para la adelantadísima campaña de este senador, manejaron el presupuesto cameral a su libre albedrío.
Mis interlocutores para documentar este ESCAPARATE coinciden en decir que “es tal la voracidad que el presupuesto del Congreso rebasó desde el año pasado los mil millones de pesos.
Como prueba de tantos desvíos me comentan que tan solo de la administración de Laura Estrada todos los diputados hablan de la opacidad con que desvió 585 millones de pesos, pero nadie la llama a cuentas. En la página de internet del Congreso no rinden cuentas ni siquiera de los gastos mínimos. Su poder y sus abusos fueron inconmensurables, me dicen.
Se mantuvieron en ese puesto hasta que las intrigas de otros diputados se impusieron y tumbaron a la Delfina de Jara, pero de eso les platico mañana.