Las imágenes de las valientes feministas soportando las descargas de gas mostaza frente al muro de la ignominia en el Palacio Nacional, son expresión de una brutal represión contra la libre manifestación. Protestaban por los 5 millones de féminas que perdieron su empleo debido a la Pandemia; por el rompimiento del patriarcado que beneficia a Félix Salgado Macedonio, compadre del presidente y a muchos más; por la igualdad y no discriminación, por el fin de la impunidad ante los once feminicidios cada día. Por los seis millones de violaciones y abusos sexuales que registran las negras estadísticas en nuestro país. Por eso protestaban y las reprimieron.
¿Por qué trato tan brutal de un gobierno que se dice liberal contra las mujeres que simplemente reaccionaron ante las vallas de acero que alzó el presidente AMLO supuestamente para proteger la fachada del edificio colonial?
Nada de que sean el sexo débil. Derribaron el muro que exacerbó a las bizarras mujeres que, hoy por hoy, impulsan en nuestro país una verdadera revolución social contra la violencia machista y por la igualdad de oportunidades. Encapsularse de tal manera en su residencia palaciega, el presidente AMLO externa temor, cobardía, aunque diga lo contrario.
Atosigado seguramente por los recuerdos de aquellas muchedumbres que azuzaba en sus 18 años de campaña electoral para desacreditar a sus adversarios políticos, hoy siente que se le transfiguran.
Eso puede explicar lo que expresó un día antes de ordenar la represión contra las feministas en el Día Internacional de la Mujer. Dijo que las vallas que protegen la fachada del Palacio Nacional “son para evitar confrontaciones entre las mujeres que se manifestarán este 8 de marzo y las fuerzas policiacas, no por cobardía”.
Otra vez sus demonios aparecieron cuando recordó lo que tanto gozaba con sus huestes: excitar a las masas (Dixit APPO 2006 Oaxaca).
El mismo AMLO rememoró: “la medida (el muro) se tomó tras la manifestación de hace un año en que se lanzaron explosivos y pintaron la cantera del edificio. Hay mucha provocación, mucha gente que se infiltra y que lo que busca es causar daño, utilizan como forma de protesta la violencia y tiran bombas molotov y no queremos que haya heridos, de ningún bando. No queremos que las mujeres que usan este derecho salgan afectadas”.
Mi terca memoria me lleva nuevamente a la asonada APPO-cartel22 en Oaxaca, 2006 con la imagen del que entonces azuzaba sin importarle tantos muertos, heridos y el desastre en que sumió a nuestra querida Oaxaca. Esos acontecimientos nos conducen a Maquiavelo que nos recuerda que “ciertos medios extremos y repugnantes son antipolíticos, porque, al final, se dirigen contra quien los adopta y hacen imposible el mantenimiento del Estado”.