Raymundo Ibáñez del Castillo.
El cobarde, vill, ruin, desalmado, espeluznante y todos los calificativos que fluyen en nuestra mente por la indignación e impotencia que provoca el asesinato de la niña Camila, de tan solo 8 años de edad, en Taxco de Alarcón, Guerrero, tiene una serie de implicaciones.
Primero, que se deriva de la violencia y el crimen organizado, que se ha apoderado del país y lamentablemente, sin llegar a generalizar y menos a la psicosis, nos lleva a no confiar tan fácilmente en conocidos y menos en desconocidos, tratándose de salvaguardar la seguridad, la integridad física y la vida de nuestros hijos.
Por otra parte, en medio de todas las implicaciones que el caso encierra y que consternó a la mayoría de los mexicanos, no podemos aislar este hecho, cuando forma parte del crimen organizado que se fue apoderando del país, hasta llegar al crecimiento desorbitado e incontrolable, porque los cuerpos policíacos se hacen los que no ven, o lo que es peor, se confabulan con delincuentes o hasta forman parte de las bandas delincuenciales uniformados y camuflados.
Y si no explica y menos se justifica el asesinato de ningún ser humano, mas inconcebible aún, en contra de una niña como Camila, en plena niñez y que murió asesinada por criminales como los que con premeditación, alevosía y ventaja, planearon el crimen que erróneamente creyeron que sería perfecto, cuando había las evidencias suficientes para descubrir el escalofriante y espeluznante hecho.
Lo cierto es que si el país no estuviera inmerso en tanta delincuencia organizada y en manos de criminales que mantienen contra la pared y en estado de indefensión a los mexicanos, incluyendo a las fuerzas del orden como son el Ejército Mexicano, la Marina Armada de México, la Guardia Nacional y policía estatales y municipales, los índices de inseguridad y la tendencia de incremento delincuencial, no fueran tan altos y no se cometerían crímenes tan atroces como el de la niña de tan solo 8 años de edad en Taxco de Alarcón, Guerrero.
Por otra parte, evidencia totalmente, la inoperancia y falta de coordinación de las corporaciones policiacas, que no acudieron en auxilio de la Policía Municipal del lugar, porque ni la policía estatal preventiva, ni la Guardia Nacional, llegaron para evitar el linchamiento y muerte de la principal implicada en estos hechos que consternaron a la población en general.
Ojalá y que la investigación exhaustiva de este caso, sirva para desmembrar, por lo menos, a una de las bandas del crimen organizado que operan en Taxco y en el Estado de Guerrero, una de las entidades con mayor violencia en el país.
Y que se establezca el precedente de castigo ejemplar de los victimarios, para que nunca más se vuelva a repetir en Guerrero, ni en ningún otro lugar de México, ni tampoco del mundo entero, un caso como este, en el que una menor inocente, fue víctima de la crueldad y maldad humana, si así se le puede decir a quienes planearon y ejecutaron el asesinato tan lamentable e indignante.
La Fiscalía General del Estado de Guerrero (FGEG), debe investigar a profundidad este caso y convertirlo en la punta de la madeja, para llegar hasta otras bandas de criminales que operan impunemente en Taxco, robando, secuestrando, extorsionando, asaltando y asesinando a personas inocentes como Camila, para ganar dinero fácil.
Por otra parte, la Fiscalía General de la República (FGR), debe atraer el caso, por todas las implicaciones que tiene y que son de competencia federal.
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