QUE PAREN LOS ASESINATOS  

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Por Felipe Sánchez

-Escaparate Político

Han asesinado a 150 periodistas del año 2000 a la fecha.  Tan solo en este insensible gobierno llamado de la cuarta transformación ya suman 30. La política de López Obrador es fustigante y acusadora contra los comunicadores. No admite ninguna censura. El objetivo parece ser poner a sus críticos a la vista de chairos y delincuencia organizada, por cierto, hoy con tanta empatía con este gobierno.

Los periodistas que cumplen con la esencia de su ser: ser críticos ante el poder, no deben seguir cayendo. Los que quedamos no podemos desandar nuestros triunfos libertarios de expresión. Es hora de solidaridad y protesta. Tenemos que parar este gobierno mortífero para la Prensa.

En el gobierno de AMLO son tantos los periodistas exterminados que ya quedó atrás la negra cifra de 47 y 48 que ocurrieron en los gobiernos de Calderón y Peña Nieto.

Un colega, alarmado, escribe. “La sangre todavía estaba chorreada en el piso…”, al referirse al asesinato de Roberto Toledo en Zitácuaro y Marcos Ernesto Islas Flores, editor de Noti-redes.

Van cinco reporteros asesinados en lo que va de este año y la macabra animosidad no parece detenerse ¿saben por qué? Por el nulo interés del gobierno de acabar con la impunidad. Más falsa no pudo ser la oferta del presidente López cuando dijo, tras el crimen de la colega Lourdes Maldonado que, “el compromiso del gobierno que represento es que no haya impunidad; que se investigue y se encuentre a los culpables».

No ha cumplido y esto avizora que seguirán los crímenes de los periodistas que cumplen con la obligación de acusar la verdad exponiendo nuestra propia vida ante las mentiras del presidente.

EL SALTO DEL CHAPULÍN

Uno de los párrafos del libro “La Familia Real” de la Universidad Autónoma Benito Juárez, cita que “en la UABJO no hay dinero para la investigación, sólo para las campañas políticas, porque su estructura organizacional es política, partidista, no para la academia”.

Cruda realidad en la institución que antes llamaron “Máxima Casa de Estudios” que, en este momento, vive otro grotesco pasaje de politiquería barata.

Ya desfilaron por el campus universitario, en grosera pasarela política, Susana Harp, Salomón Jara, solo faltan el priista Alejandro Avilés, la cacica del PAN Antonia Natividad Díaz y Alejandra García Morlán. Por cierto, esta dama, sin mayor rubor, pide “cambiar de color”, del azul que vistió cuando era panista al Naranja que es el partido que ahora la adopta como candidata.

El político que quiera ser planchado con las devaluadas siglas UABJO solo debe buscar, con una buena lana, el padrinazgo de alguno de los porros o capos.

Me informan que Avilés anda en esos trámites, que solo está instrumentando un plan de monederos electrónicos con una tienda de conveniencia para comprar votos. Así que nadie se sorprenda cuando el priista arme una de esas “tocadas” entre capos y porros, custodiado por alguno de los caciques que abren o cierran (de acuerdo al billete) las puertas de la Universidad para que se luzcan los partidos.

Para que se acaben estas prácticas tan nefastas en la UABJO -sigue diciendo el libro- “deben sacudir sus normas. Primero la ley orgánica porque la Universidad no puede caminar con un reglamento que data de hace más de 30 años, totalmente obsoleta”.

“Los eternos caciques se respaldan en una ley caduca que les permite interferir en cada elección ya sea del Rector o de cualquier partido político. Para eso y para evadir las auditorías invocan la autonomía”.

“A eso se debe que grupos fácticos de poder en la UABJO, se opongan siempre a la elección de un consejo universitario con profesionistas de perfil educativo y reconocida trayectoria. Urgen consejeros con calidad moral para recuperar la educación y la investigación que hace más de 30 años desapareció de la Universidad”.

“Los últimos ocho rectores de la UABJO han sido   vergüenza de la institución. Ninguno ha pensado en reformar la educación media y superior. Al llegar lo primero que hacen es planear cómo robarse el subsidio superior a los mil 500 millones de pesos incluyendo ingresos propios. Siempre hablan de la pobreza, pero no de ayudar a la educación que es la base para que un pueblo se puede desarrollar.

“Pedir cuentas a un ex Rector es decisión plausible porque es uno de los responsables de la crisis que envuelve en este momento a la Universidad, aunque no es suficiente. Son muchos los culpables de que la UABJO esté en quiebra  financiera, política, académica y hasta moral”.

Visitar antes el emblemático Edificio Central era respirar anhelo de educación. Ahora el ambiente es de la cárcel más inmunda. Paredes ahumadas, vidrios rotos, puertas quemadas, pestilencia. Los que se dicen universitarios deben cuestionarse ¿Qué hicimos de esta Universidad?”. Continuamos.

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Autor de Escaparate Político desde 1977 consolidada como una de las columnas de mayor permanencia. Dos veces Premio Estatal de Periodismo; Premio México de Periodismo de la Federación de Asociaciones de Periodistas de México. Socio fundador de la Asociación de Periodistas de Oaxaca. Corresponsal (Oaxaca) de la gran cooperativa de Excélsior hasta su privatización.