UNA BANDERA

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Por Felipe Sánchez Cruz

-ESCAPARATE POLÍTICO*

LUNES 30 DE ENERO 2023

EN 1947, la Organización Mundial de la Salud consideró a la salud como «un estado de completo bienestar, físico, mental y social y no solo la ausencia de enfermedades» (https://www.cumbriabienestar.es/el-bienestar-social/) más recientemente se ha agregado, a ese “bienestar”, la salud emocional.
¿Cómo va a poder el gobierno de SALOMÓN JARA responder a la familia de los niños que murieron por la rabia que adquirieron tras la mordida de un murciélago, cuando ese estado de bienestar quedó sepultado por contagios que se agravaron por deficiencias del sistema de salud? Ahora, tras el duelo, el tema emocional, también habrá que atenderse. Nada de esto ocurriría si el Estado asumiera su papel y cumpliera, al menos en el área de salud, con su responsabilidad.
LA REALIDAD es que la fallida Secretaría de Salud, hoy bajo el “mando” de Alma Lilia Velasco, con esta presunta negligencia abrió la puerta para que la Sección 22, abandere el dolor de la familia de estos niños y ahora será el sindicato magisterial el que guíe a los dolientes en los caminos de la legalidad. ¿Para qué? Evidentemente NO solo buscan castigo y evitar que la tragedia se repita.
¿Por qué denomino deficiente al sistema de salud? Porque para que fueran atendidos en un hospital –los niños afectados– tuvieron que transcurrir 20 días ya con síntomas, según narraciones de los afectados.
Fue en la agencia municipal de Palo de Lima, municipio de San Lorenzo Texmelucan, donde los niños, fueron llevados, el día de la mordedura a la clínica del municipio; ésta estaba cerrada. Así, sin acceso a médicos, enfermeras, mucho menos medicinas, los niños fueron tratados con remedios caseros.

Desde el magisterio, enterados del acompañamiento legal que hará la Sección 22, comentan que, luego de esto, al empeorar su salud, los niños fueron llevados a la clínica de distrito (Sola de Vega). Allí no había médicos, menos un traductor (la lengua materna de los afectados no es el castellano), una enfermera recibió a los niños, no contaban ni con medicamentos en esta clínica, comentan que a los niños les dieron solamente Paracetamol. Con la barrera del idioma, los afectados no comprendieron bien lo que ocurría.
CUANDO los síntomas ya eran evidentes y en una tercera visita lograron la atención ahora sí de un médico, al no contar con vacunas ni el equipo adecuado, remitió a los niños al Hospital Civil (el traslado fue en una ambulancia oficial pero el combustible lo tuvo que pagar el señor Dionisio, el padre de los niños). Tan graves llegaron los niños que, éstos, fueron inducidos al coma.
Fallecieron los mayores, un niño y una niña de 8 y 7 años de edad, respectivamente, la menor de dos años fue la única sobreviviente. Fueron víctimas de un sistema de salud donde las clínicas y hospitales rurales, lejos de ser una fuente de salud son simples elefantes blancos, cascarones erigidos para la foto, pero que luego no les destinan el presupuesto requerido para su funcionamiento.
En virtud de que instancias como la Comisión de Arbitraje sólo puede emitir recomendaciones, no sanciones al personal de salud involucrado, la sección 22, centrará sus acciones jurídicas en contra de la Secretaría de Salud.
La batalla legal dicen, dentro del magisterio, la darán porque se presume en el pasado hubo casos de humanos contagiados de rabia en la zona, al haber esta presunción, la clínica del municipio y del distrito, deberían contar con los medicamentos y la capacitación ante semejante complicación sanitaria.
Y AUNQUE la dependencia de salud ha ido a vacunar animales y aseguró invertirá en la adquisición de más vacunas hasta para el ganado y demás, el problema es aún más grave. Mañana les comento por qué…
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