COMENTARIO A TIEMPO-JUSTICIA, NO POLITIZACIÓN DE LAS TRAGEDIAS

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En aprovechamiento de los tiempos electorales en los que estamos inmersos los mexicanos, el accidente ocurrido en la Estación Olivos de la Línea 12 del Metro de la Ciudad de México, que al momento de cerrar esta entrega se reporta un saldo de 31 muertos y 31 heridos hospitalizados, la han politizado de tal manera que se convierte en una doble tragedia.

Se hace necesario refrescar la memoria de los omisos históricos, puesto que  estos incidentes suceden en todo el mundo, es más, en México a lo largo de 60 años de inaugurado el Sistema de Transporte Colectivo, Metro, suman cuatro accidentes graves.

El diario “El Sol de México”, en un reportaje de la colega Nayeli Párraga, nos recuerda los accidentes más aparatosos en el Metro de la Ciudad de México.

Hace 45 años, el 20 de octubre de 1975, ocurrió el peor percance en el Metro de la Ciudad de México, que nos toco reportear, cuando los trenes número 10 y 8 chocaron en la estación Viaducto de la Línea 2. El saldo del accidente fatal fueron 31 personas muertas, 70 heridos y quedaron entre los escombros 260 personas, 130 por cada uno de los convoyes, aproximadamente.

La versión oficial de la tragedia fue en el sentido de que el tren fue embestido por el 10, cuyo conductor no pudo frenar a tiempo, luego de bajar la cuesta que hay entre el Metro Viaducto y Chabacano.

Así, al motorista Carlos Fernández se le cargó la culpa, se le destituyó y se le sentenció a 12 años de cárcel por negligencia, pues ya se le había ordenado detener el convoy y, en respuesta, alegó que no escuchó las instrucciones. A raíz de entonces, el STC instaló el piloto automático en los trenes para evitar que se registrara un nuevo percance.

Las escenas fueron dantescas, las fotos de la época mostraron la forma en que un tren, el que venía de Chabacano, quedó debajo del que estaba estacionado en la estación Viaducto.

Pasaron 40 años desde la primera desgracia en el Metro y de haber implementado el piloto automático; sin embargo, el 4 de mayo de 2015, uno de los conductores de la Línea 5 que viaja desde Pantitlán hasta Politécnico, hizo caso omiso a la solicitud de cambiar de piloto automático a manual, lo que ocasinó un fuerte choque en la estación Oceanía.

En un principio se hablaba de que un derrape de los neumáticos por la lluvia de ese día que había generado el incidente, pero se concluyó, tras las indagaciones del Comité para la Investigación de Incidentes Relevantes, que fue consecuencia de “un error humano”.

El impacto a velocidad de 31.8 kilómetros por hora con el convoy que estaba estacionado en la estación Oceanía dejó 12 personas heridas.

Tras el choque de trenes se pensó en construir un túnel para evitar que los trenes tomaran la pendiente del Peñón de los Baños ya que incluso estos debían de frenar antes de pasar por esa ruta para controlar la velocidad.

Se gastaron 20 millones de pesos en la elaboración del proyecto ejecutivo del túnel, pero, absurdo, nunca se construyó por lo que se optó por colocar 350 metros de techumbre faltante en la pendiente para evitar que las vías se mojen durante temporada de lluvias y con esto prevenir que los trenes derrapen.

El 11 de marzo de 2020, el Metro estaba a unos minutos de concluir su servicio cuando en la estación Tacubaya, el tren número 33 se impactó contra el tren número 38 dirección Observatorio. El accidente ocurrió a las 23:37, dejó como saldo la muerte de una persona de 35 años y 41 heridos, de los cuales 16 tuvieron que ser hospitalizados. De acuerdo a los primeros informes el primer tren se quedó completamente sin control.

Ante estos accidentes, ante estos percances, es de exigirse las mas amplia y profunda investigación para que los responsables sean puestos a disposición de los tribunales, pero nunca para culpar a los más humildes trabajadores y mucho menos para medrar políticamente con dichas tragedias.