Bastaron 24 horas después del “gran destape” del senador Jara para que aparecieran los “aguafiestas”. Y para recordar que las heridas están frescas vale recordar lo siguiente:
Se soltó un huracán muy devastador. Me refiero al tornado Nochixtlán causado por la desaparición de la activista mexicana-inglesa Claudia Uruchurtu. El damnificado más quebrantado es el influyente senador Salomón Jara Cruz. Destruyó sus ilusiones políticas.
Hay tres factores que, en orden de importancia, les voy a mencionar por el impacto que causaron en la figura del connotado político serrano.
1.- Sobresale lo que reveló el Fiscal general del estado Arturo Peimbert: las investigaciones pusieron al descubierto una “gravísima trama delictiva”. Solo el funcionario conoce las complicidades políticas y motivaciones que incitaron a la presidenta municipal de Nochixtlán hoy en la cárcel.
2.- Cuando estalló el escándalo de la desaparición forzada, el mismo presidente AMLO en su mañanera hizo referencia del caso y ofreció: La desaparición se investigará a fondo para dar con los responsables, sean del partido que sean.
3.- Familiares de la desaparecida dicen que ellas no cesarán en la localización hasta dar con su paradero. “Muerta o viva, tenemos que encontrarla a la par con la exigencia de castigo para los cinco responsables que ya están procesados. No vamos a permitir que haya influencias políticas u otros intereses con la intención de desvirtuar la teoría establecida por la Fiscalía del estado.
Los rescoldos no se apagan aún.