Raymundo Ibáñez del Castillo.
A la felicidad y prosperidad que deseamos sinceramente a nuestros familiares, amigos, compañeros, conocidos y a todos nuestros semejantes, al inicio de un nuevo año, en este 2024, tenemos que agregar, necesariamente, el deseo por la salud y la vida de todos cuantos vivimos, o mejor dicho, sobrevivimos a la pandemia del coronavirus.
Por eso, es mucho más significativo, desearnos además de felicidad y prosperidad, salud y vida entre todos nosotros, los sobrevivientes a la pandemia que causó al menos 15 millones de muertes en el mundo y más de 638 mil 381 defunciones acumuladas en México, según la Organización Mundial de la Salud (OMS) y fuentes oficiales mexicanas, respectivamente.
Por eso, cuando entre nosotros nos deseamos, además de felicidad y prosperidad, también salud y vida y, en ocasiones, coloquialmente expresamos que «lo demás es lo de menos», refiriéndonos a que estos dos aspectos, son de vital importancia para el género humano, porque sin salud y obviamente sin vida, de todo cuanto tengamos en bienes materiales, ya nada se puede disfrutar.
A tan solo unas horas de haber iniciado el año 2024, es necesario y hasta imprescindible, proyectarnos al futuro inmediato y reflexionar todos y cada uno de nosotros, cómo iniciamos este nuevo ciclo de 366 días y cómo empezamos el año nuevo 2024.
No está por demás, organizar, planear y desarrollar todas y cada una de nuestras actividades personales, familiares, laborales, sociales y en todos los aspectos de nuestra vida cotidiana, para al final del año, tener la oportunidad de evaluar nuestros alcances e, incluso, hacer un balance de nuestros logros y fracasos cuando termine este nuevo ciclo de retos, desafíos y de oportunidades, que engloban todos nuestros propósitos para este año bisiesto, es decir, de 366 días que constará este 2024 que apenas inicia.
Dejando atrás el pasado inmediato, es necesario determinar qué haremos a partir de hoy y durante los 12 meses siguientes, en el ámbito personal, familiar, laboral y social, entre otros, es decir, en las 53 semanas o en todos y cada uno de los 366 días o en las 8 mil 784 horas de este ciclo que acaba de empezar, proyectando así, realmente, nuestros nuevos propósitos para el Año Nuevo 2024.
A la par, la población de más de 8 mil 45 millones de habitantes en el mundo, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), (por sus siglas en inglés), a partir de hoy que inicia el 2024, enfrentaremos una serie de circunstancias que marcarán la vida de todos y cada uno de nosotros en general, o en forma particular.
En México, independientemente de otros aspectos de vital importancia para la vida política, económica y social del país y de los más de 131 millones 100 mil habitantes, destaca la elección del domingo 2 de junio, en la que podrán participar al menos 97 millones 658 mil electores que aparecen en la lista nominal, según el INE.
Y no podemos, ni debemos abstraernos a esta circunstancia, que tal vez para algunos pudiera parecer extraño, porque, a querer o no, la felicidad y la prosperidad de los mexicanos y hasta la salud y la vida de la que hablamos al inicio y que deseamos para todos a principio de año, depende en gran medida de esta situación política electoral, cuyos resultados, determinarán estos y otros aspectos más para México.
Está en juego, nada más, ni nada menos, que el destino de nuestro país, que está siendo llevado vertiginosamente al precipicio, donde se pretende poner fin a las libertades y a la vida democrática de lo mexicanos, con el establecimiento del autoritarismo de la dictadura comunista, bajo el símbolo maldito de la hoz y el martillo.
Los mexicanos, pero sobre todo, las 50 millones 692 mil 569 mujeres, tienen la decisión y la última palabra, sobre qué heredaremos a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos; un régimen de libertad y democracia o a dictadura del comunismo.
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