Por Teodoro Rentería Arróyave
Algo debe de tener el presidente Andrés Manuel López Obrador, quien pese a ser el mandatario más atacado por los medios de comunicación e ilustres comentaristas, a sus tres años de gobierno, conserva el 70 por ciento de aceptación nacional.
Se decía, y con razón, que los presidentes en México cuando iniciaban el cuarto año de su mandato se les venía el declive, porque todos estaban ansiosos de conocer quién era el “tapado” que lo reemplazaría para irse a la famosa “cargada”.
Eso se acabó y esperamos que sea para siempre; no nos vamos a meter en sutilezas o necedades, lo relevante es que el gobierno de la Cuarta Transformación logró el tercer aumento al hilo del salario mínimo, ahora del 22 por ciento, lo que da un total en tres años de un 60 por ciento, cifras jamás logradas. Recuérdese, que es una decisión tripartita: empresarios, trabajadores y Gobierno.
Nunca antes un presidente mexicano había logrado reunir a tantas personas en el Zócalo Capitalino; conservadoramente 250 mil lo colmaban. Antes se afirmaba de hasta un millón de asistentes, por lo que los expertos les enmendaban la plana al apuntar que aún abrazados sólo podrían permanecer en la plancha citadina más de 500 mil.
Por ello mismo, López Obrador inició su mensaje con estas frases: “Como en los mejores tiempos, nos volvemos a concentrar en este Zócalo democrático de la capital de la República. Hoy cumplimos tres años de gobierno y estamos de pie, a pesar de la pandemia que tanto dolor nos ha causado, aunque se precipitó la crisis económica originada por el neoliberalismo o neoporfirismo. Hemos resistido a las adversidades y seguimos avanzando en la transformación de la vida pública de México.
Salimos adelante por la fortaleza cultural de nuestro pueblo, que siempre nos ha salvado ante calamidades, pero también por la fórmula que hemos venido aplicando de gobernar con honradez y poner toda nuestra atención en el bienestar de la gente.
Es una dicha enorme poder decir que casi todas las comunidades de México cuentan con una ayuda, con un apoyo, para mitigar la pobreza y mantener viva la esperanza en el porvenir.
Ya estamos cumpliendo con aumentar la pensión a nueve millones de adultos mayores de 65 años del país. Aumentaremos la pensión para niñas y niños con discapacidad, y estamos acordando con los gobiernos estatales extenderla a todas las edades, hacerla universal.
A partir de enero próximo aumentará el monto de las becas a estudiantes de familias pobres de prescolar hasta a nivel superior, de modo que cuando en los últimos tres años se les incorporará el porcentaje de la inflación. Estas becas benefician a 11 millones de estudiantes de escasos recursos económicos.
Garantizar la salud pública ha sido todo un desafío. La corrupción en el sector salud llegó al extremo de que antes un pequeño grupo de proveedores de medicinas, entre los que se encontraban políticos corruptos del viejo régimen, vendían medicinas, no sólo a precios exagerados, sino incluso adulteradas o de bajísima calidad.
Además, durante el periodo neoliberal fue tanto el abandono de la educación pública, que no contamos desgraciadamente con los médicos que necesita el país. Deberíamos tener tres médicos por cada mil habitantes y sólo tenemos 1.2.
El control de la pandemia nos está permitiendo regresar a nuestro plan original de cuatro puntos para mejorar los servicios de salud: médicos, medicamentos, buenas instalaciones y basificación a los trabajadores del sector”.
Insisto para concluir, conozco no pocos casos en que los críticos no han podido convencer a sus padres y abuelos de abstenerse de recibir la ayuda bimestral, en el mejor de los casos se hacen guajes.