Por Teodoro Rentería Arróyave
La noticia de que el gobierno de la República Popular de China a partir de ahora permitirá que las parejas puedan tener hasta tres hijos, podrá sorprender a una parte de los analistas, otros en cambio reconocerán la política de población de la gran potencia asiática.
El control de la natalidad, desde siempre ha sido un tema controversial, en forma precisa por razones religiosas; a ello se han enfrentado los gobiernos.
En el mundo occidental se optó por el convencimiento a las parejas de tener máximo dos hijos, desde luego marcó una distancia enorme sobre todo en nuestro México, para dar un ejemplo, ya que los matrimonios llegaban a tener hasta más de 10 hijos.
Existe otra teoría en el sentido de que la naturaleza actúa favorablemente para no sobrepoblar a las naciones, la realidad la niega, salvo los países muy antiguos, como las europeos, que tienen un balance entre los nacimientos y los fallecimientos; a pesar de ello, las autoridades valoran continuamente el fenómeno.
Coincidentemente con el cambio a la política de “Reforma Económica y Apertura al Exterior” ideada e implementada por el Padre de la China Moderna, Deng Xiaping en 1978, un año después entró en vigor la política poblacional de un solo hijo por pareja.
El mundo occidental se le vino encima a China con toda clase de críticas, incluso la absurda, de que con un solo hijo las parejas iban a prohijar vástagos súper protegidos, “monstruos”, decían que no podrían enfrentar la vida en comunidad.
Nada de eso ocurrió y en cambio el crecimiento armonioso de la población logró hasta convertir a China en la Segunda Potencia del mundo, sino que en la primera. En 2016, las estadísticas obligaron a autorizar dos hijos por pareja.
Ahora, ante los datos aportados de un envejecimiento de la población, que también demuestra que las políticas económicas-sociales de la gran nación asiática han dado resultados óptimos en el sentido de mayores perspectivas o esperanzas de vida, se tomó la decisión que nos ocupa.
En fin, el gobierno chino determinó autorizar a partir de ahora que las parejas puedan tener hasta tres hijos. El cambio de política fue aprobado por el Politburó presidido por Xi Jinping, es el resultado de la publicación, se dijo, del último censo decenal del país más poblado del mundo, que ha revelado un envejecimiento de la población china más rápido de lo previsto.
Los datos son elocuentes: Al 2020 China tiene más adultos mayores y el índice de natalidad ha sido el más bajo desde la llegada del régimen comunista, en 1949. También influyó la epidemia de Covid-19, el número de nacimientos fue de doce millones, frente a los más de catorce millones de 2019.
El año pasado, en China había 264 millones de personas con más de sesenta años, lo que representaba el 18,7 por ciento del total de sus habitantes y un aumento de cinco puntos y medio en relación con el censo de 2010.
Según informaciones oficiales, las causas de la baja natalidad son múltiples: los jóvenes chinos se casan menos y las mujeres retrasan el momento de ser madres porque ahora prefieren dar prioridad a su carrera profesional, entre otras.
En conclusión, las parejas chinas podrán tener hasta tres hijos, eso no quiere decir que se abandone la política poblacional, la cual se determinará acorde con su crecimiento y el bienestar de sus habitantes.
