Ten presencia en la sociedad y en el medio político

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-Cipriano Miraflores

Es estratégico tener medido nuestra presencia en las instituciones, grupos,
organizaciones, partidos políticos, sindicatos, en redes sociales, asociaciones
civiles, demasiada presencia y ausencia no son pertinentes.

Existen personas que son chile de todos los moles y otras que son invisibles.
La presencia en demasía ahoga y demasiada ausencia causa olvido. Es bueno
el equilibrio. Como se suele decir: ni tanto que queme al santo ni menos que
no lo alumbre.

Como en la vida, cierto misterio del político, en este caso, es interesante,
darse todo no es pertinente. Aún recuerdo el consejo de mi amigo Arturo
Núñez Jiménez, tabasqueño él, al nombrarme Director General de la Escuela
de Cuadros del partido, “no te enconches tanto que merezcas que te pongan
apodos, ni tampoco te abras tanto que merezcas que te agarren las nalgas”.

La ausencia estratégica puede ser buen método, en algún momento, para
saber tu valía en el grupo, en el partido, en la organización.
La gente no quiere verdad ni sinceridad, desea que su imaginación sea
estimulada y verse transportada más allá de sus banales circunstancias, esta
es una verdad de a kilo. Hay personas que tienen la virtud de hacernos sentir
bien, sé una de esas personas y más si eres político.

De verdad, el placer no está en la satisfacción sino en su búsqueda, esto es lo
que hay que estimular. Nunca soltar la zanahoria es el plan. Siempre creemos
que los demás tienen mejores cosas que nosotros.
Saber trabajar la codicia natural de los demás es un arte inmemorial del que
dependen todas las demás modalidades de la persuasión. El problema actual
no es que la gente haya dejado de codiciar, sino lo contrario: que hemos
perdido nuestra conexión con ese arte y el poder que confiere.

La gente se ha vuelto obvia y directa no por hondo designio moral, sino por
el creciente ensimismamiento y pereza general. Las personas han perdido
mucho de misterio. Ser uno mismo y lanzar un mensaje propio no requiere
ningún esfuerzo. Y la falta de esfuerzo resulta en la ausencia de efecto en la
psicología de otros.

La vida es una constante interrelación con una inmensidad de personas,
limitada por el Covid, entonces, por qué no hacer ejercicios para ser una
persona agradable.

No debe tragarse uno el moralismo fácil del momento, que exhorta a la
sinceridad a expensas de la deseabilidad. Hagan un ejercicio, un día, solo un
día, no digan mentiras y sean sinceros, verán cómo les va.

Es pertinente seguir la dirección contraria. Son tan pocos los que conocen el
arte de la deseabilidad que esto brindará incontables oportunidades de
brillar y explotar las fantasías reprimidas de la gente.
Por favor, hagan caso.