POR JAVIER HERNÁNDEZ
Tenemos seis precandidatos del PRI a la gubernatura del estado… mas los que se acumulen esta semana. De ellos solo uno se ostenta como doctor, dos como ingenieros, y los demás son “licenciados”. Decía en mi anterior entrega que eso de “licenciado” se ha convertido en la política y en la administración pública en una especie de “apodo” o simple adorno para quien de alguna manera se quiere sentir un poco superior a los demás.
Creo, que, todo aquel aspirante a algún cargo dentro de la administración pública debería de presentar no tanto una copia de su titulo profesional, sino que más bien lo que se debería de presentar es la cédula profesional certificada por el organismo encargado del registro de profesionistas en el país. Porque lo de menos es presentar títulos “patito” o documentos falsos que sin el mayor tramite se toman como “buenos”, es decir, se trata de un asunto de buena fe.
Urge ¡pero ya!, que se norme esta situación en Oaxaca, porque se está cayendo en un libertinaje tal, que hasta el Congreso del Estado entra en este juego perverso validando nominaciones incluso de procurador de justicia o de otros cargos públicos que, por ley, requieren de un titulo y una cedula profesional.
Me atrevo a preguntar que, si así como Jorge Franco Vargas se firmó y ostentó un cargo que requería de un titulo profesional, ¿Cuántos otros funcionarios que se firman como tal no cuentan con su titulo y su cedula profesional?
Me atrevería a preguntar a: Eviel Pérez Magaña, José Antonio Hernández Fraguas, José Antonio Estefan Garfias, Martín Vásquez Villanueva, Adolfo Toledo Infanzón o a Jorge Franco Vargas, si realmente ostentan el titulo y el registro profesional cuando se firman como tales.
Y no es que se trate de títulos de nobleza. Se trata de no engañar a la ciudadanía, no violar las leyes y reglamentos, pero sobre todo, dar la certidumbre a los oaxaqueños de que se trata de una persona preparada; capaz, pero sobre todo, con la visión que da el haber pasado por las aulas.
Oaxaca ya no está para improvisaciones o improvisados, no se puede hacer a un gobernador de la noche a la mañana, como tampoco se vale querer convertir a alguien en administrador, político, publirrelacionista y político talentoso sacándolo de la manga a última hora. Y menos querer hacer imagen a alguien por el solo hecho de que garantice “lealtad”, pero mas que lealtad, que sea una persona manipulable, es decir una marioneta manejada por un poder tras el trono.
Oaxaca requiere a futuro, de un verdadero gobernador, de un hombre de temple, que tenga los pantalones bien puestos para decir no cuando se debe de decir no, y aceptar y decir si cuando existe la razón para ello.
De ahí que sea importante lo del titulo profesional, porque desde ahí se empieza sin improvisaciones, sin mentiras, sin falsas poses, sin manipulaciones.
El no decir la verdad sobre la capacidad de estudios o de trabajo, convierte al individuo en persona no confiable, porque desde ahí comienza a mentir para querer ser “alguien” ….. Y ser alguien es parte de una disciplina y de un esfuerzo. Pero también el que es profesionista “balín” siempre será un político y un funcionario “balín”.
La moneda está en el aire.